Por: Franklin Castaño
Asociado
En el proceso de la creación de empleo y defensa de los derechos laborales, el desarrollo sostenible, la dinamización del medio rural, la responsabilidad medioambiental y el compromiso social, las Cooperativas representan a la perfección los principios y valores de la Economía Solidaria.Principio del formulario
“Con un 12% de la población del planeta en las más de 3 millones de Cooperativas que hay en el mundo. Un volumen de negocio de 21,4 billones de dólares solo entre las 300 más importantes y el aporte del 10% del empleo mundial” La Alianza Cooperativa Internacional (ICA), activa desde 1895, cita estos datos para resaltar que las Cooperativas están lejos de ser un fenómeno marginal, al contrario, al estar centradas en valores como la ayuda mutua, la democracia, la equidad y la solidaridad, las Cooperativas son hoy una garantía de economía sostenible centrada en el bienestar de las personas, capaces de aportar a su entorno derechos laborales, puestos de trabajo y cohesión social.
Al estar presentes en todo el mundo, son reconocidas como una herramienta de primer orden para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En este sentido, se han pronunciado la Organización de Naciones Unidas, la Organización Internacional del Trabajo, la Unión Europea, algunos gobiernos de países que avalan el modelo de economía solidaria, instituciones económicas (algunas tan ajenas al movimiento cooperativo como el foro de Davos o Foro Económico Mundial o el Banco Mundial) sobre la capacidad de las Cooperativas para crear economía real, enraizada en los territorios y con poder para mejorar las condiciones de vida.
Porque, entre otras cosas, toda Cooperativa se gestiona de manera democrática según el principio de “un miembro, un compromiso con la comunidad” por lo que, además de repartir el poder de decisión de manera más igualitaria, se fomenta así la participación activa, compartiendo responsabilidades sobre las decisiones empresariales y asumiendo compromisos con el futuro del proyecto solidario. Cada cooperativista obtiene mediante su participación el control sobre la economía de la que forma parte y, tras la pandemia, se ha demostrado que se consiguen así proyectos a más largo plazo, con un empleo más estable, con mejor implantación sobre el territorio en el que se desarrollan, contribuyendo a fijar población.
Las Cooperativas son ejemplo de generosidad además de serlo en democracia económica. En lugar de perseguir la maximización de los beneficios individuales, las Cooperativas buscan la mejora de las condiciones de trabajo y el desarrollo de programas para el impacto social sobre el territorio en el que actúan. Los excedentes generados mediante la participación de toda la estructura se reinvierten en la propia Cooperativa, se utilizan para mejorar la situación de la comunidad en la que se integra o se reparten de manera equitativa entre las personas Asociadas. En cualquier caso, esta gestión compartida de los beneficios reduce las desigualdades y promueve la equidad y la solidaridad como modelo de empresa.