Las Cooperativas están basadas en la colaboración y gestión colectiva, en este modelo sus integrantes trabajan en equipo con el fin de mejorar el bienestar económico, social y cultural de sus comunidades.
A través de la solidaridad y la cooperación mutua, las Cooperativas han promovido la autogestión y compromiso social, lo que ha permitido que adquieran un reconocimiento como organizaciones empresariales confiables que aportan de manera exitosa al desarrollo de la economía local para beneficio tanto de sus miembros como de la comunidad en general, de una manera más justa.
Como parte de ese desarrollo socioeconómico promueven de manera activa la creación de empleo, mejorando la calidad de vida de los trabajadores y promoviendo la sostenibilidad económica y medioambiental, asimismo, al ser alternativas atractivas para la inversión y el financiamiento ha sido posible que ganen mayor participación y reconocimiento en el sector financiero.
Precisamente, las Cooperativas como parte de esas alternativas de financiación han fortalecido las iniciativas locales como una forma de promoción de la economía circular e integración social que permita mantener la sostenibilidad económica y generación de riqueza en la comunidad.
Asimismo, como se ha señalado, la generación de empleo es uno de los principales beneficios que aporta el cooperativismo. Las cooperativas promueven la creación de empleo estable y de calidad, contribuyendo a la disminución del desempleo y la precariedad laboral.
Según la Organización Internacional del Trabajo, OIT, las Cooperativas son capaces de crear más empleos que las empresas tradicionales. Además, dichos empleos suelen tener una mayor estabilidad y un salario más justo y equitativo.
Otro de los beneficios importantes es que las Cooperativas fomentan el emprendimiento y la autogestión, lo que a su vez contribuye al desarrollo socioeconómico de la comunidad. Dicho fortalecimiento del emprendimiento y la participación activa en la economía local es fundamental para el desarrollo de las comunidades, ya que favorece el arraigo de las personas a sus lugares de origen y contribuye a la diversificación de la economía local.
Queda claro que el rol que ha jugado las Cooperativas en el empoderamiento de las personas para el desarrollo de la economía local, ha sido clave para transformar la individualidad en una fuerza colectiva que a lo largo del tiempo da como resultado personas gestoras sociales que trabajan de manera organizada y comprometida por el desarrollo de sus comunidades.
Es así como en definitiva las Cooperativas siguen tejiendo el camino hacía el progreso de la sociedad, contribuyendo al desarrollo económico de una comunidad para el mejoramiento de la calidad de vida desde lo individual hasta lo colectivo, logrando encaminar objetivos sociales en una economía solidaria.